“Y Jehová plantó un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre…”. Génesis 2:8. El hombre era Adán, y Dios hizo a una mujer para él. Su nombre era Eva. Dios ordenó a Adán, “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer, mas el árbol de la ciencia del bien y el mal, no comerás, porque el día que de él comieres; ciertamente morirás.” Génesis 2:16-17.
Una astuta serpiente también estaba en el jardín del Edén. Esta serpiente antigua se llama Diablo y Satanás. Apocalipsis 12:9. Sedujo a Eva por medio de su astucia. ¿Cómo lo hizo? Primero, sembró dudas sobre la Palabra de Dios, al preguntar: “¿Conque Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto? “. Al mismo tiempo estaba cuestionando la bondad de Dios. Segundo, negó la Palabra de Dios, al decir, “No moriréis”. Tercero, Satanás puso en duda el motivo de Dios detrás de su orden al declarar: “sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios…” Génesis 3:1-5. Jesús lo llamó “mentiroso y padre de mentira”. Juan 8:44.
Eva fue engañada. Su pecado empezó con una mirada. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos”. Después vino el deseo cuando vio el árbol como “codiciable para alcanzar la sabiduría”. Finalmente “tomo de su fruto y comió”. Se dio el gusto. Santiago lo puso de esta manera: “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia, después que ha concebido, da a luz al pecado; y el pecado, siendo consumado da a luz a la muerte”. Santiago 1:14-15. El pecado involucra con frecuencia a otros. En este caso: “y dio también a su marido, el cual comió así como ella.” Génesis 3:6.
El pecado no existe sin sus consecuencias. Dios le dijo a la sutil serpiente, “Por cuanto esto hiciste, maldita serás… “Génesis 3:14. Dios le dijo a la mujer: “Multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces, con dolor darás a luz los hijos, y tu deseo será para tu marido, y el se enseñoreara de ti”. Génesis 3:16. A Adán le dijo, “maldita será la tierra por tu causa, con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”. Ver génesis 3:17-19.
Había más. “Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó pues, fuera al hombre…” Génesis 3:23-24. Terminaron fuera del Edén.
Génesis 3 registra lo que se llama a menudo “la caída del hombre”. Cuando Adán cayó, la humanidad cayó con él. “Por tanto como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Romanos 5:12.
Pero en el medio de esta escena oscura, encontramos esperanza en Génesis 3:15, donde el Señor le dice a la serpiente, “pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza; y tu le herirás en el calcañar “. La herida de su talón en el Calvario no fue el final. Resucitó de la muerte. Pero este Jesús hirió la cabeza de la serpiente. “Así por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, el también participo de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.” Hebreos 2:14. La palabra final es esta: “Y el diablo… fue lanzado al lago de fuego y azufre…” Apocalipsis 20:10.
¡Gracias a Dios por el Salvador!
Dios todopoderoso, eres de ojos más puros como para observar la maldad, y no puedes ver la malicia. Gracias por la victoria que es nuestra por medio de tu Hijo, nuestro Salvador. Continua librándonos del mal, oramos. En el nombre de Jesús. Amén.
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